jueves, 30 de agosto de 2012

El cine dominicano nuevas manos


El nuevo gobierno trajo consigo cambios en los funcionarios de las instituciones responsables del sistema estatal que rige el cine en el país: un nuevo Ministro de Cultura (quien continuará la gran labor de José Rafael Lantigua) y la eliminación del Viceministerio de Asuntos Cinematográficos, entidad perteneciente al Ministerio de Cultura y que tenía sede en el Palacio de Bellas Artes. Una buena noticia y otra mala. Comenzamos con la mala.

La salida de Marlon Soto del Viceministerio de Asuntos Cinematográficos es una pérdida para todos los estudiantes, relacionados y entusiastas del cine en el país. Marlon Soto realizó un gran trabajo como gestor cuando fue director de la antigua DINAC, hoy DGCINE, auspiciando encuentros, talleres, cursos de apreciación, entre otros proyectos junto con Félix Manuel Lora. Además Soto, junto con el fenecido crítico Arturo Rodríguez, trabajó incansablemente en la celebrada ley de cine, una pieza jurídica que busca impulsar esta industria en el país y que sin duda es uno de los logros más importantes de la gestión cultural del Partido de la Liberación Dominicana.

En el poco tiempo de existencia del Viceministerio de Asuntos Cinematográficos la entidad realizó un catalogo que incluye la filmografía completa de las películas dominicanas. Cosas elementales pero que hacían falta; estos fueron los aportes de la gestión de Marlon Soto.

Ahora vamos con la buena noticia. Con la llegada de José Antonio Rodríguez al Ministerio de Cultura pasa lo que podemos definir con el título en castellano de una película del maestro Martin Scorsese: Uno de los nuestros.

Decir que José Antonio Rodríguez es uno de los nuestros no es osadía, pues no comparamos su exitosa carrera como cantautor, creativo, productor y compositor con nuestra brevísima incursión en el cine y la TV,  sino en que la mejor palabra para definirlo nos sirve a todos los que amamos la cultura: un artista.

La llegada de Rodríguez al MINC significa una buena noticia para la clase artística dominicana. En él tenemos un ministro con la experiencia de la “odisea” que significa ser artista en el país y vivir de lo que se hace y se ama. Hay que subrayar la palabra “vivir” pues pocas personas entienden la importancia de las industrias culturales para la economía nacional y la responsabilidad estatal de crear las condiciones para que los artistas puedan vivir de su trabajo.

Saludamos y recibimos con entusiasmo al nuevo Ministro de Cultura. Le auguramos una gestión llena de éxitos.

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